leyendas chilenas


 

                                                                                                Imagen: Francisco Olea


 



EL CALEUCHE














Es un buque que navega y vaga por los mares de Chiloé y los canales del sur. Está tripulado por brujos poderosos, y en las noches oscuras va profusamente iluminado. Tiene alumbrado y velamen color rojo, por andar tripulado por brujos. Por lo general, en sus navegaciones no cesa a bordo la música. Se oculta en medio de una densa neblina que él mismo produce. Jamás navega a la luz del día.
Si casualmente alguna persona que no sea bruja se acerca, éste se transforma en un simple madero flotante; y si el individuo intenta apoderarse del madero, éste retrocede. Otras veces se convierte en una roca o en otro objeto cualquiera y se hace invisible. Sus tripulantes se convierten en lobos marinos o en aves acuáticas. Se asegura que los tripulantes tienen una sola pierna para andar y que la otra está doblada por la espalda, por lo tanto andan a saltos y a brincos. Todos son idiotas y desmemoriados para asegurar el secreto de lo que ocurre a bordo.

Al Caleuche no hay que mirarlo, porque los tripulantes castigan al que lo mira volviéndoles la boca torcida, la cabeza hacia la espalda o matándoles de repente, por arte de brujería. El que quiera mirar al buque y no sufrir el castigo de la torcedura, debe procurar que los tripulantes no se den cuenta de su audacia.

Este buque navega cerca de la costa y cuando se apodera de una persona, la lleva a visitar ciudades del fondo del mar y le descubre inmensos tesoros, invitándola a participar en ellos con la sola condición de no divulgar lo que ha visto. Si no lo hiciera así, los tripulantes del Caleuche lo matarían en la primera ocasión que volvieran a encontrarse con él.

Todos los que mueren ahogados son recogidos por el Caleuche, que tiene la facultad de hacer la navegación submarina y aparecer en el momento preciso donde se le necesita para recoger a los náufragos y guardarlos en su seno, que les sirve de eterna mansión. Cuando el Caleuche necesita reparar su casco o sus máquinas, escoge de preferencia los barrancos y acantilados, y allí, en las altas horas de la noche, procede al trabajo.

Es el buque de los brujos, que anda por debajo de las aguas en el mar. Este buque arriba de preferencia a tres puertos que son: Llicaldac, Tren-Tren, en la costa del departamento de Castro, y Quicaví, donde está la Cueva y la Corte del Rey de los brujos. El Rey de la Cueva abandona su caverna y monta en un Caballo Marino, que avanza con más velocidad que el Caleuche, para cruzar las olas y subir a su barco de los espíritus.

El Caleuche tenía por esposa una loba, que fue muerta por unos pescadores en la Isla de Tenglo, frente a Puerto Montt. Muy enojado el Caleuche por esto, juró vengarse, mandando a Puerto Montt grandes males, y robándose la niña más bonita del puerto. Se sabe que los males fueron erupciones del volcán Calbuco y unos incendios que consumieron propiedades.

Hace algunos años salió de la villa de Chonchi una esbelta chalupa tripulada por varios vecinos y dirigida por un joven muy conocido, hijo de un respetable habitante del lugar.

La chalupa no volvió más. Cuando al padre se le comunicaron los temores que había en el pueblo de que la embarcación hubiera naufragado, se limitó a sonreír de una manera extraña y significativa. Aquella sonrisa fue para los inteligentes una revelación: el hijo, a no dudarlo, se hallaba en salvo y seguro a bordo del Caleuche.

Desde ese día el padre comenzó a enriquecer rápidamente, y varias noches se oyó arriar cadenas al pie de la casa del afortunado comerciante: era el Caleuche que desembarcaba furtivamente en la playa cuantiosas mercaderías.

Cuando un comerciante hace una rápida fortuna, es porque mantiene ocultas relaciones con el Caleuche.
 

 



EL TESORO DEL INCA

Los pobladores del desierto de Atacama ubican el Tesoro del Inca en una laguna, que estaría en la cumbre del cerro Quimal (N.O. del Salar de Atacama).

La muerte del Inca Atahualpa acaeció en 1533. Y se sabe que la caravana que viajaba llevando los tributos en dirección al Cuzco, fue informada que el Inca había fallecido.

Los caravanistas portaban catorce y media arrobas de oro, que era el tributo. Los indios, sin saber qué hacer con el tesoro, habrían depositado la valiosa carga en el fondo de la laguna del cerro Quimal.

Se cuenta que algunos habitantes de las cercanías han realizado búsquedas y han logrado extraer objetos que dan mala suerte a sus poseedores.

(Fuente: Oreste Plath, Folclor chileno, pág. 106)



JUAN SOLDADO

El
estudioso Julio Vicuña Cifuentes transmite la leyenda que el pueblo narra sobre la desaparición de la primitiva ciudad de La Serena que es, según él, "la tradición más antigua" que se conoce en Chile. He aquí la versión: La primitiva ciudad de La Serena era mucho más hermosa que la actual. Vivía en ella un joven bien parecido, pero pobre, a quien llamaban Juan Soldado, nombre que, en recuerdo suyo, se puso después al cerro cerca del cual aquella ciudad estaba edificada.

Juan Soldado se enamoró de la hija única de un cacique riquísimo, que habitaba a tres leguas de la ciudad. Como el cacique era ambicioso, se opuso a que se casara con un pobre. Los enamorados resolvieron huir, para casarse en la iglesia de La Serena, pues la joven era cristiana. Así lo hicieron, y en el momento en que el sacerdote bendecía el matrimonio, gente del pueblo llegó a la iglesia con grande alboroto, diciendo que el cacique, a la cabeza de sus mocetones, se aproximaba a la ciudad, jurando destruirla, después de matar a los enamorados. Nadie sabe lo que pasó, pero es lo cierto que en el momento en que el cacique, con sus guerreros, pisó los suburbios, la ciudad se desvaneció. Recorrieron el campo donde estaba situada, pero no la encontraron aunque la andaban pisando. En ciertas noches, singularmente los sábados, los que pasan cerca del sitio en que estuvo edificada oyen música y canciones, y el Viernes Santo la ciudad se hace visible a los que contemplan desde lejos, pero se borra poco a poco ante los ojos de los que pretenden llegar a ella.

Otra versión es la que dice que existió en la Colonia un soldado español llamado Juan. Cierto día mató en la calle a dos vizcaínos ricos que se habían burlado de él al verlo pobremente vestido. Sólo quedó en el suelo su espada acusadora. El hombre desapareció. Meses más tarde, en lo alto de un cerro lejano se encendía todas las noches una luz. Al año se extinguió. Cuando los curiosos visitaron este punto hallaron allí al soldado Juan, muerto y amortajado en un hábito monacal. En esa soledad el asesino había expiado su doble crimen. Se denominó ese punto el cerro de Juan Soldado. Y de allí el nombre actual. 




EL DIABLO DE ISLA TEJA

En Valdivia, en la isla Teja, existió un distinguido industrial del cual se hacían lenguas que había logrado su fortuna favorecido por el diablo.

Entre sus negocios florecientes estaba una fábrica de cerveza, famosa por su calidad y cuyas botellas ostentaban una etiqueta que lucía a un diablo con cara astuta y sinvergüenza a horcajadas en un barril.

El pacto que tenía con el Maligno consistía en que éste durante la noche era el que fabricaba la cerveza, mas un día que el industrial no le cumplió una promesa, dio una fuerte patada en la tierra y huyó. Nunca más le fabricó el rubio líquido.

La Fiura



LA FIURA

La Fiura es una mujer de horrible aspecto, pequeña estatura y aliento hediondo que habita en los bosques. Es coqueta; se baña en las vertientes o cascadas, y luego peina su larga y abundante cabellera con un peine de cristal. Después del baño, se sienta sobre el musgo y permanece desnuda durante horas. Tiene un gran poder de seducción, y una vez que logra atraer a su víctima lo enloquece. Por eso las expresiones populares dicen que "lo tentó la condená".

Representa lo femenino de la perversidad y se deleita haciendo el mal a quienes la rechazan, sean estos animales o seres humanos. El mito dice que la Fiura los tuerce con el poder de su aliento, produciéndoles ciática o "tullimiento". Los animales quedan "descuadrilados" o quebrados sin tener señales de golpes o garrotazos.

 

Lola


LA LOLA

En la provincia de Antofagasta, en la época de los descubrimientos, fue muy conocida una mujer de rara belleza llamada Lola. Para el que no la conocía, su fama misteriosa y vaga, era como una mujer de embrujo.

Su padre, llamado Pedro, vivía para cuidar a su hija y distanciarla de sus enamorados. Este hombre era conocido por el apodo de Vagabundo, por sus búsquedas de minas en una época, y después por sus viajes por la costa en un barquichuelo de su propiedad.

La hija, vigilada de cerca y de lejos por su padre sembraba entre los hombres ilusiones y desengaños; y entre las mujeres envidias y rencores. Hasta que un día un joven es su preferido, pero él veía en ella la figura querida de una ausente. Pero, llegó la mujer que ocupaba su corazón, y al verse ella desplazada, despechada, pronto se transformó en la más terrible celosa.

Vivía odiando a la rival, que era una hermosa rubia.

Atisbaba día y noche a la feliz pareja y se consumía de celos y pasión.

Una noche, descalza y silenciosa, llegó a la pieza donde dormía tranquilamente el hombre que la hacía sufrir y hundió profundamente en su corazón un puñal, y huyó hacia los cerros dando gritos, alaridos.

Al día siguiente, conocido ya el crimen, el padre sale en busca de la hija y el sol, la sed y el silbido del viento terminaron con él.

Después de mucho tiempo regresó ella al poblado víctima de la locura, sólo sabiendo reír, hasta que murió.

Desde entonces la Lola y su espíritu vengativo recorren los cerros.

(Versión de Oreste Plath)


 
CUCHIVILU

Los pescadores del mar de Chiloé suelen fabricar corrales de pesca, que se llenan con agua en la marea alta y cuando la marea baja deja atrapado los peces. Cada cierto tiempo surge de las aguas una criatura que es un cruce entre cerdo y serpiente, denominada Cuchivilu, entra a los corrales y devora a los peces atrapados en los mismos. Tras su festín el corral queda maldito y los peces no regresan.

 

 

EL TRAUCO

















El Trauco, es un hombre pequeño, no mide más de ochenta centímetros de alto, de formas marcadamente varoniles, de rostro feo, aunque de mirada dulce, fascinante y sensual; sus piernas terminan en simples muñones sin pies, viste un raído traje de quilineja y un bonete del mismo material, en la mano derecha lleva un hacha de piedra, que reemplaza por un bastón algo retorcido, el Pahueldún, cuando está frente a una muchacha.

Es el espíritu del amor fecundo, creador de la nueva vida, padre de los hijos naturales. Habita en los bosques cercanos a las casas chilotas.

Para las muchachas solteras, constituye una incógnita que les preocupa y las inquieta. Según opinión de unas, se trata de un horrible y pequeño monstruo, que espanta y de cuya presencia hay que privarse, a toda costa. Otras opinan distinto y manifiestan, que si bien es feo, no es tan desagradable, sino, muy por el contrario, atractivo... Otras en lucha tenaz y permanente, dicen haberlo eliminado de sus pensamientos, en los que alguna vez vibró quemando sus entrañas...

Las madres toman todas las precauciones, para evitar que sus hijas, ya “solteras”, viajen solas al monte, en busca de leña o de hojas de “radal”, para el “caedizo” de las ovejas, ues generalmente es en el curso de estas faenas, cuando “agarra”, o con más propiedad “sopla”, con su “pahueldún”, a las niñas solitarias, pero nunca si van acompañadas, aún de sus hermanitos menores.

El Trauco no actúa frente a testigos...éste, siempre alerta, pasa gran parte del día colgado en el gancho de un corpulento “tique”, en espera de su víctima. En cuanto obscurece, regresa a compartir la compañía de su mujer, gruñona y estéril, la temida Fiura.

Cuando desea conocer de cerca, las características de su futura conquista, penetra en la cocina o fogón, donde donde se reúne, al atardecer toda la familia, transformado en un manojo de quilineja, que en cuanto alguien intenta asirlo, desaparece en las sombras. A las muchachas que le tiene simpatía, les comunica su presencia depositando sus negras excretas, frente a la puerta de sus casas.

Todo su interés se concentra hacia las mujeres solteras, especialmente si son atractivas. No le interesan las casadas. Ellas podrán ser infieles, pero jamás con él. Cuando divisa desde lo alto de su observatorio a una niña, en el interior del bosque, desciende veloz a tierra firme y con su hacha, da tres golpes en el tronco de tique, donde estaba encaramado, y tan fuerte golpea, que su eco parece derribar estrepitosamente todos los árboles. Con ello produce gran confusión y susto en la mente de la muchacha, que no alcanza a reponerse de su impresión, cuando tiene junto a ella, al fascinante Trauco, que la sopla suavemente, con el Pahueldún. No pudiendo resistir la fuerza magnética, que emana de este misterioso ser, clava su mirada en esos ojos centellantes, diabólicos y penetrantes y cae rendida junto a él, en un dulce y plácido sueño de amor.... Transcurridos minutos o quizás horas, ella no lo sabe, despierta airada y llorosa; se incorpora rápidamente, baja sus vestidos revueltos y ajados, sacude las hojas secas adheridas a su espalda y cabellera en desorden, abrocha ojales y huye, semiaturdida, hacia la pampa en dirección a su casa. A medida que transcurren los meses, van apreciándose transformaciones, en el cuerpo de la muchacha, poseída por el Trauco. Manifestaciones que en ningún instante trata de ocultar, puesto que no se siente pecadora, sino víctima de un ser sobrenatural, frente al cual, sabido es, ninguna mujer soltera está lo suficientemente protegida.

A los nueve meses nace el hijo del Trauco, acto que no afecta socialmente a la madre ni al niño, puesto que ambos, están relacionados con la magia de un ser extraterreno; quien no siempre responde al “culme”, lanzado con el objeto de alejarlo y escapar de los efectos de su presencia; o los azotes, dados a su Pahueldún, que debería afectarlo intensamente; como en igual forma a la quema de sus excrementos. Su potencia es tal, que en ciertas ocasiones, nada ni nadie puede detenerlo... (Publicación del Dr. Bernardo Quintana Mansilla, “Chiloé Mitológico”).




           


LAS TRES MARÍAS DE 
LA LAGUNA DE CHIU CHIU

A más de 5.000 metros de altura se encuentra San Francisco de Chiu-Chiu y la legendaria Laguna que lleva su nombre. Es lugar desértico en donde por las tardes azota el viento, por las nochas y la madrugada hiela y durante el día el sol calcina. Existe allí un clima infernal.

 

Cuentan que desde muy " jóvenes" las aguas «encantaron» a las muchachitas que osaban acercársele.

 

Una noche en que tres hermanas, llamadas Marías, miraban las estrellas, que por misteriosa razón se ven muy bajas, grandes y brillantes en el desierto, se acercaron curiosas a verlas reflejadas en las verdes aquas de la Laquna.

 

E1 «encanto» se produjo de inmediato. Obedeciendo a quien sabe qué impulso, decidieron bañarse en aquella laguna sin fondo. Se lanzaron desnudas al cristal transparente de sus aguas para nunca más volver a salir a la superficie. Desde entonces aparecieron, en la ribera de la laguna, tres matas de Cortaderas o Colas de Zorros. Estas singulares matas son nada menos que las tres Marías que están allí para observar por las nochos las preciosas estrellas reflejadas en las gélidas aguas de la laguna de Chiu-Chiu.

Del libro "Lagunas encantadas de Chile" por Alfonso Larrahona Kästen.

 




LA AÑAÑUCA

La Añañuca es una flor típica de la zona norte de nuestro país, que crece específicamente entre Copiapó y el valle de Quilimarí, en la región de Coquimbo. Pocos saben que su nombre proviene de una triste historia de amor.

Cuenta la leyenda, que en tiempos previos a la Independencia, la Añañuca era una flor joven de carne y hueso que vivía en un pueblo nortino.

Un día, un minero que andaba en busca de la mina que le traería fortuna, se detuvo en el pueblo y conoció a la joven. Ambos se enamoraron y el apuesto minero decidió relegar sus planes y quedarse a vivir junto a ella. Eran muy felices, hasta que una noche, el minero tuvo un sueño que le reveló el lugar en dónde se encontraba la mina que por tanto tiempo buscó... Al día siguiente en la mañana tomó la decisión: partiría en busca de la mina.

La joven desolada, esperó y esperó, pero el minero nunca llegó. Se dice de él que se lo tragó el espejismo de la pampa. La hermosa joven producto de la gran pena murió y fue enterrada en un día lluvioso en pleno valle. Al día siguiente salió el sol y el valle se cubrió de flores rojas que recibieron el nombre de infeliz mujer.




           


LA LAGUNA DE LAS TRES PASCUALAS

Al final del siglo XVIII, en Concepción, tres muchachas llamadas Pascuala iban a lavar ropa a una laguna, como en aquellos tiempos lo hacían casi todas las mujeres pobres de la ciudad. Era realmente un espectáculo pintoresco y lleno de vida el que ofrecían esas hileras de mujeres que en la mañana y en la tarde iban a lavar a la laguna.

Cuando llegaba la tarde, o mejor dicho a la oración, emprendían el camino de regreso a sus hogares. La mayoría eran lavanderas de profesión, como las tres Pascualas.

Caminaban con sus grandes atados de ropa que llevaban generalmente sobre la cabeza. A menudo marchaban cantando o conversando en alta voz.
Era agradable el cuadro multicolor que ofrecía la laguna con la ropa de distintos colores que flotaba al viento o estaba tendida sobre las ramas y que se distinguía desde lejos.

Una tarde, cuando otras compañeras llegaron hasta la laguna, encontraron flotando los cadáveres de las tres Pascualas.

¿Cuál fue la causa de esta desgracia?

Se asomaron tanto al agua que cayeron y no pudieron salir, perecieron de este modo.
Las tres Pascualas amaban a un mismo hombre, y después de larga meditación en la noche anterior resolvieron poner término a sus días, arrojándose a la laguna que era su propio sustento.
Llegaban hasta la laguna todos los días a lavar; mientras realizaban su trabajo, entonaban hermosas canciones.

Un día llegó hasta la casa de las tres muchachas un forastero en demanda de hospedaje, el que fue acogido gustoso por el padre de las jóvenes.

Todos los días al morir la tarde, regresaba hasta la casa el solitario forastero y miraba a las Pascualas que volvían cantando, al aire sus trenzas rubias y su atado de ropa sobre la cabeza.
El joven se enamoró de las tres hermosas muchachas y cada una, en secreto, le correspondió su amor.
No sabiendo a cuál de ellas elegir como su esposa, en la noche de San Juan les dio cita a las tres en la orilla de la laguna.

A las doce de la noche el forastero remaba, pero desesperado al ver reflejarse en las plateadas aguas a las tres Pascualas, comenzó a llamar: ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! Las tres al sentir su nombre se creyeron elegidas y comenzaron a entrar en las traicioneras aguas.

Desde entonces, en las hermosas y encantadas noches de San Juan, a las doce, se ve un bote y entre el croar de las ranas surge una voz que llama desesperadamente a las mozas.
En un hermoso palacio vivía una bella dama, madre de tres lindísimas hijas que correspondían a los nombres de Sol, Esperanza y Alegría, pero a causa del nombre de la madre, se las llamaba, las tres Pascualas.

Murió la madre y las niñas se entregaron a una vida disipada. Las faltas que se cometían en este palacio fueron tan grandes, que un día de gran fiesta se hundió el palacio con las tres niñas y todos sus acompañantes, que eran más de cincuenta personas, llenándose de agua el espacio que antes ocupaba este lugar de disipación.
La extensión de agua que se formó por esta causa es la que se conoce con el nombre de Laguna de las Tres Pascualas.








EL ALICANTO

Es un pájaro fabuloso que vive entre los cerros de minerales y se alimenta de oro o de plata, según sea el metal del cerro donde mora. Sus ojos despiden extraños fulgores. De sus alas se desprenden reflejos que lo envuelven en un halo luminoso, cuando camina por los peñascales. Si tiene su buche lleno, no puede volar debido al peso de los metales con que se alimenta, pero no le es difícil huir si alguien se atreve a perseguirlo, pues en cualquier recodo o grieta se oculta, sin dejar huella de su paso.

Si la persecución es mantenida, el Alicanto se perderá y aparecerá; caminará con un paso más rápido y a veces lento, hasta que por fin arrojará una luz fuertísima que traspasará y encandilará al perseguidor dejándolo enceguecido en medio de un camino o al borde de un precipicio.

(Versión de Oreste Plath)






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LOS DUENDES

No hay una sola persona que no haya escuchado hablar sobre los duendes. De esas pequeñas criaturas con las que las madres amedrentan a los niños: "Te van a llevar los duendes".

Cuando era pequeño me daba miedo de encontrarme con ellos. Los duendes son unos pequeños hombres en miniatura que miden como medio metro de altura, usan boina grande y visten lujosamente, con trajes de colores. La mayor parte del tiempo andan juntos. Andan por los potreros, cafetales y caminos solitarios, no les importa si es noche o de día con tal de andar vagabundos.

Al visitar una casa se hacen invisibles, molestan demasiado, echando cochinadas en las comidas, tiran lo que se encuentre en sus manos. Pero lo que más persiguen es a los niños de corta edad, los engañan con confites y juguetes bonitos; así se los llevan de sus casas para perderlos. Si el niño no quiere irse, se lo llevan a la fuerza; aunque llore o grite. Una vez un señor, quién me merece todo respeto, contó que una noche, cuando él iba a caballo con otro amigo vio saltar un chiquito a la orilla del camino. Al ver esa figurilla en ese camino tan solitario y en horas tan inoportunas ambos se extrañaron; bajaron el ritmo de los caballos para preguntarle hacia donde se dirigía. Voy a hacer un mandadillo dijo el pequeñín. Pero a pesar de que apresuraban el paso, el pequeñín los seguía a cierta distancia, con una habilidad increible. Aquel espectáculo los puso como piel de gallina, y no querían mirar hacia atrás; y cuando quisieron mirar, había desaparecido.

Algo muy parecido a esta historia anterior le sucedió al hijo de un amigo. Sus padres lo buscaron por todos lados, se había perdido hacía dos días, quién estaba en un potrero lejano del pueblo.

Cuando se le pregunto como había llegado allí, dijo que unos hombrecitos muy pequeños se lo habían llevado dándole confites y juguetes; pero cuando estaban lejos del pueblo, pellizcaban y molestaban y mientras lloraba, aquella jerga de chiquillos reían y bailaban.

Este suceso se comentó mucho en aquel pueblo y es digno de estudiarse por lo misterioso del caso.

Dicen las gentes que para ahuyentar los duendes de una casa, aconsejan poner un baile bien encandilado con música bien sonada.

 




LA CASA MISTERIOSA

En Valparaíso, Playa Ancha, había una casa muy bien tenida a cuyos moradores nadie conocía. Los vecinos por más que se empeñaban por verlos no los veían. Nadie entraba ni salía. Las flores del jardín, todas de cuidado, se mostraban bellas como atendidas por el mejor jardinero. Los árboles se destacaban hermosos. En general se apreciaba una limpieza como si se estuviera esperando a alguna visita.

Aumentaba más el misterio el que la casa quedara en el camino al cementerio.

Un día vino el progreso e hizo que la casa misteriosa fuera demolida para levantar un edificio moderno y nadie vio a sus residentes.

 

 


EL TESORO DE GUAYACÁN

En 1578 el corsario Sir Francis Drake descubrió la bahía de Guayacán, conocida popularmente como bahía de la Herradura por la forma geográfica que toma.

Este lugar fue el refugio y punto de reunión de muchos piratas entre los que destacan Thomas Cavendish, Jorge Anson, Bartolomé Sharp, Eduardo Davis y John Hawkins, todos ellos, incluyendo a Drake, expertos en asaltar y emboscar galeones españoles que transportaban los tesoros y riquezas que eran llevados desde América a Europa. Los hechos que se sucedieron en la bahía de Guayacán fueron tan extraordinarios que llegaron a transformarse en leyenda, siendo los relatos de tesoros los más conocidos.

Según cuentan uno de esos barcos piratas, que cruzaban el Estrecho de Magallanes o daban la vuelta por el Cabo de Hornos, dejaron enterrado un increíble tesoro.

Numerosas han sido las excavaciones realizadas para tratar de encontrar las riquezas sepultadas en algún lugar de la bahía de Guayacán. Pero los resultados han sido infructuosos.

La tradición cuenta que los corsarios del siglo XVII enterraron grandes tesoros. El objetivo de los buscadores ha sido encontrar el tesoro y descubrir una mina de oro que fue trabajada por los propios piratas.


 


EL PINCOY

Hijo del Millalobo, tiene cuerpo de foca de gran tamaño, color plateado brillante, con hermoso y varonil rostro humano, luciendo poblada melena dorada.

Es el administrador en los dominios de su padre; inspector severo del fiel cumplimiento de sus mandatos; vigilante acucioso del normal desenvolvimiento de todos los procesos que se desarrollan en los mares; especialmente los relacionados con la reproducción de los peces y demás habitantes del mar.

Permanece siempre atento a las actividades de sus hermanas, la Pincoya y la Sirena, a quienes ayuda y protege.

Gran admirador de las mujeres bellas: se acerca de vez en cuando, a las playas grises de alguna isla, a contemplar las atractivas formas de una mujer hermosa, que se encuentre mariscando aguas adentro... No siempre sus acciones se detienen en la mera contemplación de la belleza, con relativa frecuencia logra conquistar los favores de una muchacha. En la isla Alao, se cuenta, que en la casa donde vivía una muchacha admirada como hermosa, nació un niño, con cabeza de foca, que sólo vivió escasas horas y cuya paternidad se culpó al Pincoy; aunque de parte de ella no fue posible obtener dato alguno, al respecto. En la isla Tac, tan baja que a la distancia parece estar bajo las olas, en una hondonada del mar, se comenta el caso de una muchacha que tuvo un raro parto, dando a luz una foca, que mantuvo largo tiempo oculta y que a un descuido de su madre, corrió a perderse en el mar. Pescadores de la isla Llingua, famosos por sus proezas marineras, cuentan haber visto al Pincoy, durante sus faenas de pesca, nadando a velocidad extraordinaria, brillando como un rayo plateado, a corta distancia de sus embarcaciones. Las muchachas que lo han visto de cerca... fieles a su promesa, sólo excepcionalmente, refieren datos muy vagos de él. Todas las versiones coinciden en decir, que es muy hermoso, atrayente y que le agrada la música, sintiendo atracción muy especial, por la que produce la flauta hecha de colihue (a esta afición debe seguramente su nombre: de Pincullhue=flauta).

 

 





LA NOCHE DE SAN JUAN

Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista. En la mañana, muy temprano la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar, tres veces consecutivas:
-¡San Juan!, ¡San Juan!, dame milcao yo te daré pan. La noche anterior dos han sido los eventos más importantes: el baile del tropom y las pruebas.
Algunas de estas pruebas son:


l. La joven que sale al amanecer y se encuentra con un perro su marido será un goloso perro durante su vida. (Castro)

2. Al salir, después de las 12, se encuentra con un gato negro es mala suerte para el futuro - felicidad si el gato es de otro color. (Chulín)

3. Si sale, luego de medianoche, con una gallina negra y da vueltas siete veces la casa, encontrará al Diablo. (Chulín)

4. Al primero que encuentra y abraza, luego de las 12, puede ser su pareja. (Matao)

5. Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, producirán el doble. (Matao)

6. Si a las 12, mira la luna y después la higuera, la verá florecer. (Chulín)

7. La higuera y el "pesebre" (helecho) florecen esta noche. Quien posea una de estas flores será muy afortunado.

8. Quien vea florecer la yerba buena esta noche será muy afortunado siempre que lo mantenga en secreto. (Matao)

9. Si entierra una haba y la va a ver a medianoche de San Juan, florecerá. (Chulín)

10. En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua. Luego se le hace un pedido poniendo fe en el bautismo de San Juan. (Achao)

11. Hay que lavarse las manos con agua de vertiente para maintenerse joven y el cabello para conservarlo hermoso. Esa noche las aguas están benditas por el Bautista. (Cheniao)

12. Cuando llueve esa noche o al día siguiente, va a haber abundancia de manzanas. (Achao)

13. Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de vertiente, para que den bastante fruta durante el año. (Achao)

14. Para tener buena siembra hay que tirar un pedazo de vela la noche de San Juan. (Quenac)

15. Si esa noche se pide bajo la higuera que la quiera su enamorado, saldrá cierto. (Quenac)

16. Para obtener riqueza hay que descuerar un gato negro en la montaña y con ese cuero hacerse una billetera. (Cheniao).

17. Para obtener una llave mágica hay que cocinar vivo un gato negro en pleno monte, encerrándose en un círculo para que las visiones queden fuera. Una vez cocinado, uno de los huesos tendrá la virtud de abrir cualquier puerta. (Castro)

18. Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una huiguera (Tocoihue) o bien en el encuentro de cuatro caminos donde aparecerá el Diablo a enseñarle (Chulín).

19. Si uno mira al espejo la Noche de San Juan aparecerá el Diablo. (Cárdenas)

 




EL MILLALOBO

El Millalobo es llamado un ser de encantamiento que vive preferentemente en el mar, pero que también se introduce por los ríos hasta llegar a los lagos laguna y pequeños arroyos. Este animal tiene la forma de un lobo marino y es de gran hermosura. Su maravilloso pelaje dorado brilla al sol como oro de buena ley. Se le puede ver nadando y saltando ágilmente sobre el agua.

El Millalobo es uno de los pocos personajes mitológicos auténticamente cucahuano."Milla" en veliche es oro y "lobo" se refiere con seguridad al lobo marino, especie muy abundante en las costas del parque nacional Chiloé.

Se trata de un ser temido porque pertenece al "arte" (ciencia de los brujos ). La tradición ha traído hasta nuestros días el relato de la hermosa niña raptada por él y que mas tarde se convirtió en la "vieja Huenchula".

Pese a tratarse de un ser sobrenatural, en Cucao el Millalobo está presente en la vida cotidiana del chilote. Sin embargo, nadie se atreve a mirar su propio rostro reflejado en el agua, porque lo que allí se ve es el Millalobo. Este, para no ser visto, toma la misma fisonomía de la persona mediante un encantamiento. Si este ser codicia a la que se refleja en las aguas, es capaz de raptarla y llevarla al fondo del mar.


EL MAL DE OJO

El ojeo o mal de ojo es una de esas potencias malignas que poseerían ciertas personas, conscientes o involuntariamente, que causan el malestar en los seres de la tierna edad. Un ojeo puede presentarse de dos maneras: como ojo callado, que se manifiesta cayendo el niño en un profundo sueño y exhalando débiles quejidos, como ojo llorado, que es cuando el infante lloriquea y grita sin descanso.
En ambos casos, una persona que no sea de la familia prepara la contra: un zumo de palqui con sal. Esta le pinta al enfermito la frente, las articulaciones, las manos y la planta de los pies. Además, la espalda y la parte del corazón, colocándole un poco de zumo dentro de la boca. Entonces el niño suspira, duerme y... se pasa el ojeo.
Sin embargo, la mejor prevención contra el mal de ojo es el uso del color rojo. Basta una lanita encarnada, puesta al cuello, sosteniendo una medalla religiosa, formando parte de un gorro, escarpines o cualquier prenda de ese color para ahuyentar el daño. Si por desgracia éste ocurriera, habrá que destruir el mal con los otros siguientes procedimientos:
-Se le pone al niño ojado la camisa de un Juan (alguien que lleve ese nombre).
-Se pasa el niño en cruz, y por tres veces por encima de una planta de palqui.
-Se hacen sahumerios con tierra de las tres esquinas o nido de diuca.
-Se le pone ají tostado en cruz sobre la cabeza y se le recitan oraciones.
El mal de ojo puede recaer también sobre los animales. Los animales guachos son igualmente vulnerables al ojeo, tanto como las plantas.



EL PIUCHEN

 

El Piuchén o Peuchén, posee una forma casi indefinida. Generalmente tiene el aspecto de una culebra voladora, que emite agudos silbidos. Pero además su cambiante apariencia tiene algo de humano, serpiente, ave, pez, cuadrúpedo, rana y hasta de murciélago. Su metamorfo cuerpo está cubierto de pasto, arbustos y cilindros retorcidos, a modo de ganchosos cuernos, y produce una sustancia tan irritante que al ser transmitida por el aire o por el agua ocasiona erupciones en la piel muy similares a la sarna.

Tiene una longevidad increíble y una fuerza tan poderosa que puede derribar grandes árboles y levantar gigantescas olas enormes que hacen naufragar embarcaciones.

Acostumbra vivir en lagos y ríos, donde su presencia ocasiona gran pánico, pues sabido es, que aquellos que tienen la desfortuna de contemplarlo, muy pronto morirán. En otras ocasiones petrifica a sus víctimas con su intensa mirada, para luego succionarles la sangre.

La siniestra presencia del Piuchén sólo se puede combatir mediante la intervención de alguna poderosa y experimentada machi que conozca la ceremonia mágica para ahuyentarlo.















LA PINCOYA

Adolescente muy hermosa, de larga cabellera dorada, de encanto y dulzura incomparables. Sale desde las profundidades del mar, semi vestida con un traje de algas, a danzar a las playas.

Cuando realiza su delicado baile mirando hacia el mar, significa que en esas playas y mares abundarán los peces y mariscos; en cambio si lo hace con el rostro vuelto hacia la tierra, indica a los pobladores que para la temporada venidera, los mencionados productos escasearán y por tal motivo, será menester salir en su búsqueda a playas y mares lejanos. No obstante, cuando la escasez, en ciertas regiones se prolonga por largo tiempo, por ausencia de la Pincoya, es posible hacerla volver, y con ella, la abundancia, por intermedio de una ceremonia especial.
 La leyenda dice que... Al regresar la Huenchula, a casa de sus padres, en donde dejara bajo sus cuidados a su tierna hija, durmiendo en una lapa, comprobó que debido a la curiosidad de sus mayores, la niña se había transformado en agua cristalina.

Invadida por el llanto y la desesperación, cogió la vasija y corrió desesperada hacia la playa, a vaciar suavemente su contenido en las aguas del mar. Y avanzando hacia el interior, se perdió en las profundidades del océano, en busca de su esposo el Millalobo. Entre sollozos y llantos, le relató lo acontecido.

Apenas hubo terminado de pronunciar la última frase de su historia, vio acercarse hacia ella, una delicada barca semejante a una lapa, llevando en su interior a su desaparecida hija, convertida ahora, en una hermosa joven, a quien dio el nombre de Pincoya. Las múltiples variedades de peces y mariscos, que el Millalobo, ofrece generoso al pueblo chilote, las siembras, en mares y playas, por intermedio de las maravillosas y fecundas manos de su hija predilecta, la Pincoya.

Cuando los chilotes, eternos vagabundos del mar, naufragan, siempre encuentran junto a ellos a la candorosa Pincoya, que acude pronto a su auxilio. Si por razones superiores, no logra su propósito de salvarlos, ayudada por sus hermanos la Sirena y el Pincoy, transporta con ternura los cuerpos de los chilotes muertos hasta el Caleuche, en donde ellos revivirán como tripulantes del barco fantasma y a una nueva existencia de eterna felicidad. Seguramente, por esta razón, los chilotes jamás temen al mar embravecido, a pesar que la mayoría de ellos no sabe nadar.

El espíritu de la Pincoya, creado por su imaginación, al velar siempre por ellos, les infunde plena confianza, durante sus arriesgadas faenas por los océanos del mundo. (Publicación del Dr. Bernardo Quintana Mansilla, “Chiloé Mitológico”).


"Lo que sabemos es una gota de agua;
lo que ignoramos es el océano..."

                                                  
Newton


ANTONIO ÁLVAREZ BÜRGER
 
Sólo por el honor
dejar clavado un lucero
en el corazón de los hombres.
Exprimir las nubes suspendidas,
guardarlas en un cofrecillo
a veces
Ser océano de peces risueños
montaña de oro fino,
vendaval,
no importa,
tenue brisa.
Sólo por el honor, ser
Sólo por el honor abonar
la tierra
con semilla de versos.
 
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